Durante los últimos 20 años el cambio ha estado presente en nuestras vidas de forma constante. Todo cambia, y lo hace de manera muy rápida. Lo que hoy está de moda, mañana ni lo recordamos; cambian las tendencias, los gustos del consumidor, las tecnologías, las leyes, las maneras de trabajar, …
En las empresas esa necesidad de adaptación constante para poder mantenerse en pie requiere poner sobre la mesa estrategias que quizás hace años ni se contemplaban, y se comienza a hablar de conceptos que antes nos sonaban muy lejanos al mundo de lo productivo. Un claro ejemplo es el concepto de INTELIGENCIA EMOCIONAL.
Daniel Goleman definió la inteligencia emocional como la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones.
Si entendemos el mundo de la empresa como un entorno social, parece evidente que la gestión de emociones es más que necesaria, pero si además incluimos en la receta el componente del cambio constante y la necesidad de adaptación a mercados convulsos, está claro que vamos a necesitar herramientas para gestionar un amplio abanico de emociones dentro de la jornada laboral.
Pero, ¿qué tipo de emociones surgen en este caldo de cultivo, y hacen necesario hablar de inteligencia emocional?

Por tanto, una parte importante de las funciones del departamento de RRHH de nuestras empresas, o de la Dirección general en caso de no contar con departamento de gestión de personas, será la atracción y selección de candidatos que posean niveles elevados de inteligencia emocional, y además, proporcionar seguimiento y formación en esta materia para todos los empleados de la empresa.
Me refiero a formación realmente efectiva en estrategias de comunicación asertiva, liderazgo participativo, gestión del conflicto, gestión del estrés, negociación, y un largo etcétera.
Incluso cuando basamos nuestros procesos de selección en encontrar a candidatos que, no sólo reúnan los requisitos técnicos, sino también posean inteligencia emocional, tendremos también que garantizar que esa competencia se mantendrá con el paso del tiempo y el desgaste del día a día.
Pero, ¿qué debemos buscar en un candidato para saber si posee o no Inteligencia emocional?
Daniel Goleman habla de 5 componentes de este tipo de inteligencia:

1.- Autoconsciencia: Se trata de la capacidad de reconocer y gestionar tus propias emociones, y por consiguiente, ser capaz de conocer tus fortalezas y debilidades para saber hacia dónde quieres dirigirte.
2.- Autorregulación: Una vez que eres consciente de tus emociones, es importante saber qué hacer con ellas, es decir, regularlas para que no decidan por ti. No se trata de reprimir esas emociones, sino todo lo contrario, de ser capaz de expresarlas en el momento adecuado con la intensidad adecuada, sin hacerte daño a ti ni a los demás.
3.- Automotivación: Hace referencia a la capacidad que tienen las personas emocionalmente inteligentes de encontrar la motivación en elementos intrínsecos, que nada tienen que ver con el dinero, reconocimiento o la fama, sino que conectan con aspectos más trascendentes como la consecución de objetivos a largo plazo o de satisfacción personal.
4.- La empatía: Es uno de los componentes más difíciles de explicar porque existe un concepto erróneo y socialmente aceptado de lo que es. No se trata sólo de comprender a la otra persona, sino de realmente ponernos en sus zapatos, con sus circunstancias, sus valores, sus principios, su entorno, etc.
Comúnmente cometemos el error de pensar en lo que YO haría si fuera esa persona, pero es que eso no es empatía real. Se trata de comprender a esa persona, incluso cuando tú no lo harías, incluso cuando no está en tu escala de valores.
Mientras más capaz seas de comprender a las demás personas, sin emitir juicios sobre lo que hacen o dicen, más inteligente y resolutivo serás.
5.- Habilidades sociales: En la medida en la que eres capaz de relacionarte con otras personas y establecer con ellas relaciones profundas, de respeto y preocupación real por ellas, desarrollarás la habilidad de desenvolverte mejor en cualquier entorno social, incluyendo el ámbito laboral. Serás capaz de gestionar mejor las situaciones de tensión o de mediar en conflictos entre compañeros, lo cual puede posicionarte como un buen líder.
Entendiendo que la Inteligencia Emocional forma parte de las mal llamadas “competencias Blandas”, una entrevista por competencias podría ser la indicada para detectar el nivel de estos 5 componentes en nuestros candidatos. Las preguntas de incidentes críticos serán grandes aliadas.
“Al menos un 80% del éxito en la vida adulta proviene de la inteligencia emocional” Daniel Goleman
¿Qué aporta la inteligencia emocional a mi empresa?
Mejora el liderazgo: No cabe duda del papel que juega el liderazgo en el funcionamiento general de una empresa y en los resultados que se obtienen. Un buen líder es el motor de un equipo, y no podría ser así de no ser por cualidades como la empatía, la autorregulación de las propias emociones, la automotivación, y las habilidades sociales. Un líder que no regule su ira o su frustración, que no se ponga en el lugar de su equipo o que no tenga habilidades para relacionarse socialmente logrará unos pésimos resultados para su empresa.
Contribuye a la resolución de los conflictos: Partiendo de la base de que la mayoría de los conflictos se producen por choques emocionales entre diferentes partes, parece lógico pensar que una adecuada gestión de esa carga emocional puede ser la solución. Si somos capaces de escuchar y comunicarnos asertivamente, de aplicar una empatía real, y una adecuada autorregulación emocional, seguramente podremos encontrar puntos de encuentro entre todas las partes implicadas.
Aumenta la rentabilidad: Según el propio Daniel Goleman, existe una relación directa entre la productividad y el clima laboral, lo cual nos hace pensar que invirtiendo en mejorar la inteligencia emocional general de nuestra empresa, mejoraremos nuestra cuenta de resultados.
Si quieres saber más sobre como trabajar la inteligencia emocional en tu empresa para conseguir los mejores resultados, no dudes en ponerte en contacto sin compromiso a través de la siguiente dirección: contacto@adrianamarichal.com